Siempre había oído cosas buenas de la cocina de Jordi Vilá
pero por lo que sea siempre he ido posponiendo una visita a su extinto
temporalmente Alkimia, así que para este año me he propuesto ir conociendo los
diferentes locales en los que interviene/asesora para conocer esta cocina que
tan buena crítica tiene, hace unos meses fui a el bar Velódromo que la verdad
me esperaba menos y me sorprendió y me gusto, esta vez le toca el turno a
Vivanda, luego visitare el Louis 1856 y rematare con una visita a Alkimia, pero
vayamos al que hoy nos ocupa que es Vivanda, un restaurante situado en la zona
alta de Barcelona con una terraza interior que en verano debe ser genial comer
en ella pero nosotros que somos frioleros optamos en esta ocasión comer dentro,
tengo que decir que el local es elegante, montaje de mesas también elegante, la
carta muy sugerente apetece probarlo todo con un apartado fijo y otro apartado
que va cambiando según la estacionalidad de los productos y algunos platos
fuera de carta, la carta de vinos sencilla pero bien resuelta, el servicio
amable, con buen conocimiento de los platos y sabiendo explicar perfectamente
cada uno de estos, no tiene menú degustación pero te puedes configurar uno al
gusto, la verdad es que la cocina de Vivanda me ha dejado muy buen sabor de
boca y con ganas de volver a probar más cosas, ahora os mostrare el menú que
nos configuramos con ayuda del metre de sala que nos supo recomendar
estupendamente
Empezamos con el pan y aceite
Luego llegan las croquetas de jamón gigantes, unas enormes
croquetas, con un rebozado que me recordó a unas probadas en El Manairo, sabor
brutal, bechamel perfecta ni muy densa ni demasiado ligera, de las mejores
croquetas que puedes comer en Barcelona
El pan de coca de cristal con sardinas frescas fileteadas,
genial el detalle de las tijeras para poder compartirla, el pan crujiente como
tiene que ser y sobre esta unas sardinas con una picadita de ajo y perejil
Por sugerencia del metre probamos la pelota de perdiz, dentro de una cazuela de "le creuset" un caldo hecho con la propia perdiz, col y castañas, "galets" grandes y la pelota, el caldo potente se notaba el matiz aportado por las castañas le sentaba genial, platazo del que ni si quiera deje la col y eso que a mí no me gusta la col
Tartar de atún con soja, shiso, arroz y wasabi, tartar
perfectamente condimentado, bolitas de arroz con la hoja de shiso que
refrescaba el paladar, y wasabi que solo es aptos para auténticos amantes del
picante, aplaudo la advertencia del camarero sobre lo mucho que picaba el
wasabi porque si no seguramente en el primer bocado hubiese cogido un buen
trozo con el atún y podría haberme estropeado el plato
salmonete con berenjena escalivada y tomillo, cocción del
pescado perfecta y buen acompañamiento, esto lo resalto porque a veces una
simple berenjena escalivada es mucho mejor acompañamiento que muchas otras
florituras que se ven por ahí, me gustó
mucho el matiz del tomillo en la berenjena escalivada
La piña con anís y menta estuvo buenísima, conjunto que al
ser refrescado por la menta resultaba muy agradable
Para terminar la ganache de chocolate, amantes del chocolate
pedirlo
Ya para los cafés a modo de petis nos trajeron unas
catanias, que no eran como las clásicas catanias sino que me recordaba un poco
a los Ferrero rocher
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